lunes, 17 de marzo de 2014
Lamparitas
Anoche se cortó la luz. Cenamos con Joaquín alumbrados por velas. A las diez de la noche ya habíamos hecho todo. Nos sobraba el tiempo. Preparé dos chocolatadas calientes y nos quedamos charlando. Le conté que la semana próxima tengo que ir al Norte por un trabajo. Preguntó, por primera vez, en qué consistía ese trabajo. Le conté. “¿Y no es peligroso?” dijo. Le expliqué que no. “¿Y cómo hacés después?” preguntó. Le hablé de desgrabar, ordenar, escribir.
Se quedó pensando.
“Guau” dijo al fin. “Tengo una mamá escritora”.
Después seguimos conversando y nos fuimos a acostar. Continuábamos a oscuras. Pero la noche, para mí, se había llenado de lamparitas que iluminaban la Tierra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
El mayor orgullo, cuando descubrimos que nuestros hijos están orgullosos de nosotros.
Saludos!
Publicar un comentario