Mis manos no saben estar solas.
Tiro la grana como si fuera ceniza. El Hombre Araña es pronto una bola roja, lisa y sin forma. Necesito soluciones. Tomo el pincel de acuarelas de Joaquín. El pincel está duro. Con la cerda tiesa voy barriendo delicadamente los excesos de grana. Desde abajo emergen las líneas marrones.
Soy una arqueóloga que busca restos. Puedo pasar así un largo rato. No sé cuándo llegó la noche. Cada parte de torta que asoma es una revelación: información sobre mí. Sobre el indómito y profundo amor por mi hijo. Sobre mi nueva y desesperada templanza.
Arriba y abajo del pincel:
yo.
2 comentarios:
"Arqueóloga de grana" es un buen título para un blog.
Lindopostemotivo.
Genial. Mamá todavía me prepara la torta de cumpleaños. Ya no me hace las caritas de las tortugas ninja, pero siempre le planta algún adorno sobre la crema y el chocolate.
Saludos.-
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